No puedo hablar del amor en éste momento. Me pilláis recién instalada en el desamor, me acabo de mudar y ahora mismo no puedo hablar del pasado.
De hecho, aunque ya estoy viviendo esta nueva situación, aún están todos mis sentimientos por organizar : cajas por todas partes sin abrir, cuadros amontonados sin colgar, armarios y paredes vacías esperando el momento en que yo me arme de valor y de ganas para afrontar el arduo trabajo que me espera.
Se me fue la ira. Los primeros días me martiricé pensando en que me había fallado el detector de gentuza. Me preguntaba en qué momento mi superpoder se había dispersado y me había hecho bajar la guardia. Pero no te puedo odiar. Habiéndote querido tanto. Me resulta del todo imposible.
Ya debería haber aprendido, después de tanta mudanza de aquí para allá, debería ser algo rutinario. No guardé hilo de sutura para coser las heridas, ni pegamento para los trozos rotos. No tuve previsto que se acabaría y acabé dándolo todo otra vez, sin ahorrar ni un poquito de mi misma para las vacas flacas.
Y no me arrepiento del amor que nos dimos. Nunca el amor es un desperdicio.
Ahora me inunda el desamor. Se ha instalado donde antes el amor lo ocupaba todo.
Se irá. El dolor se acaba dispersando, aunque deje cicatriz. Y me queda la certeza que volveré a generar un amor distinto, nuevo, fresco. Un amor que como el buen vino irá ganando con el paso del tiempo. Un amor que también llegará a su fin en el momento indicado. Un amor que será mejor que el que ahora dejo. Siempre es mejor. Y cometeré los mismos errores cómo he venido haciendo desde que tengo uso de razón. Porque nada que se haga a medias puede tener un buen resultado. Porque el amor, el buen amor, debe ser infinito, completo, real, sincero.
Y cuando llegue os podré hablar del amor. Porque ahora no puedo
Mudanza

Anuncios
Bienvenida 🙂 Muy lindo tu relato que aunque parezca de desamor…se le nota que trae la esperanza de comprar condominio 😉
Me gustaMe gusta
A veces no es desamor, es comenzar a amarse de nuevo a uno mismo. Ya lo dice el texto, de tanto darlo todo, queda ese vacío. Bienvenidas las vacas flacas, sagradas sean si anuncian el principio del fin.
Me gustaMe gusta