por Javier Gómez Ruiz.
A veces pasa que,
con cada paso que damos vamos creando un eco,
sobre un lugar que no ocurrió, una sombra, un algo que no es nada,
un vacío, un lamento,
una flor que fue pisada y otra que no fue,
ni pisada ni flor.
A veces pasa.
A veces pasa que va uno sin mirar y se pierde,
en cada decisión tomada y en cada fortaleza tomada también.
Y no ve lo que pudo ser,
una alcoba sin ocupar, unos labios sin abrir,
una mirada sin firma,
promesas mudas y vanas,
tratos platónicos sin rúbrica;
sin comienzo, ni fin, ni idas, ni venidas,
ni dramas.
Cosas inconclusas, envueltas en el desuso,
como un cielo pintado de verde cuando debiera ser azul,
como un rio sin curso.
Aburridos y solos esperan, sin nadie que les piense,
atentos a ocurrir y discurrir,
ávidos de suceder y sucederse.
A veces pasa,
que a mi mente vuelves, inconclusa y posible.
Acudes volátil, enigmática y perfecta,
hipotética respuesta que nada tiene que decir,
lo haremos pues al fin,
tan sólo para ver qué pasa,
haremos un amor en ese sueño,
bajo un cielo que no es azul sino verde,
pues se burla de mi
y también de ti.
A veces pasa,
sólo a veces.
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